Alguna vez estuve enamorada de ti. Creo que fue a eso de los 20.
Nos unió una clase de contratos y dos playeras, la tuya de Tiesto ... la mía de Van Buuren.
Pero algo más importante: la música. Tú guitarrista, yo pianista. Los dos vocalistas.
Cada fin de semana en tu casa o en la mía, a cantar solos y con los amigos, incluso con nuestros padres.
Notas y amor, melodías y armonía.
Nuestro primer beso entre cuatro paredes con tus dibujos de ojos curiosos ante un amor demasiado pronto, las noches en mi cama y algunas escapadas de fin de semana.
Cada día a tu lado transcurrido entre componer canciones y alguna frase grabada en mi memoria, dibujos y el regalo no dado por alguien más.
Las horas separados eran horas al teléfono. Miles de apodos y secretos, susurros y cosquillas, fotos y recuerdos arrumbados en alguna caja de cartón.
Un día se acabó.
Hoy me he convertido en ese correo que recibes cada año en el que finges que vivo en algún país lejano, alejado de la historia de la que me excluiste. Me hiciste espectadora de la historia que protagonizaba sin un adiós siquiera.
Ayer fue tu cumpleaños y he recibido en algunas líneas un agradecimiento por mi cariño y yo te repit:
Alguna vez estuve enamorada de ti.
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